Marcelino Melo, también conocido como Nenê, es un artista multimedia que trabaja con producciones audiovisuales y más recientemente está siendo reconocido por su trabajo con esculturas de pequeñas casas que ilustran la vida en la periferia. Nacido en Alagoas, Nenê llegó a São Paulo en la adolescencia y entró en contacto con el Hip Hop, momento que considera fundamental para el desarrollo de sus obras. El proyecto de esculturas, conocido como Quebradinha, conforma la exposición de Carolina Maria de Jesus en el Instituto Moreira Salles de São Paulo, además de tener más de 190.000 seguidores en instagram, con videos y publicaciones que superan los millones de visualizaciones.
Pequeñas y precisas, las casas de Quebradinha no son representaciones exactas de lugares o puntos específicos de la ciudad, sino una síntesis de todo lo que Nenê observó y recopiló a lo largo de su vida. Es una obra que, además de ser afectiva e íntima, también trae una lectura certera de la periferia, destacando los problemas urgentes de estas áreas de la ciudad. Revisa la entrevista completa abajo:
Giovana Martino (Archdaily Brasil): Naciste en Alagoas y te mudaste a São Paulo a una edad muy temprana, enfrentando la violencia de un gran centro urbano. Hoy trabajas como artista que interpreta la ciudad en diferentes lenguajes (fotografía, escultura y video). ¿Cómo se fue construyendo tu relación con la ciudad a lo largo del tiempo?
Nenê: Creo que mi relación con esta ciudad no ha sido diferente a la relación de la mayoría de las personas que se parecen a mí. Imagínate un niño que nació y vivió en las afueras de São Paulo. Probablemente estos niños tengan las mismas perspectivas y se señalen los mismos caminos. La violencia afecta a quienes tienen diferentes experiencias de diferentes maneras. Como hombre, negro, residente en el sur de São Paulo, de 14, 15 o 16 años, las perspectivas eran las mismas para cualquiera allí. Sin embargo, hay agravantes que solo noto hoy, después de haberme construido como un adulto joven con más acceso a las cosas. Esos agravantes son, por ejemplo, haber nacido en el interior de Brasil. Esto viene con el acento, las costumbres y por ende la dificultad de encajar en un grupo escolar, por ejemplo. Entonces, yo creo que mi relación con la ciudad se construye como cualquier otro joven que piensa que va a trabajar como repartidor, o que va a conseguir un trabajo en el centro y va a salir de casa a las 6:00 am para entrar a las 9:00 am y salgo a las 5:00 pm volviendo del trabajo a casa en tren. Esas son las perspectivas, las mismas que cualquier otro joven allí. Sin embargo, después de conocer el hip hop en 2011 o 2012, comencé a entender un mundo un poco más político. En ese momento, la vida de este joven negro periférico comienza a chocar con la vida del joven negro periférico que no accedió al hip hop como yo, y la relación con la ciudad cambia un poco.
GM: Tenías varios trabajos que te hacían moverte por la ciudad. ¿Esta ruta influyó en las esculturas de Quebradinha?
Nenê: Trabajé con muchas cosas, en auto lavados, entregaba comida y también tenía algunos trabajos en la Av. Paulista, por ejemplo. Ciertamente tiene una relación muy directa con mi trabajo. El ser humano consume la ciudad y las experiencias son nuestra mayor influencia. Pero también hay un aspecto personal. Me entiendo desde muy temprana edad como observador y soñador. Lo que más hago es soñar. Quebradinha existe de estos ensueños. Mis obras tienen una relación muy directa con lo que veo en la calle y también con lo que escucho de la gente. Por ejemplo, cuando Sérgio Vaz, Emicida, Djonga, Linn da Quebrada, Liniker, dan una entrevista, lo absorbo de alguna manera. Entonces, desde mi primer trabajo en la zona sur, cuando estaba repartiendo agua a pie en Jardim Rosana, observé cosas. Mucho es de la calle y mucho es del sentimiento.
GM: También trabajas como fotógrafo aéreo. Entre la fotografía y las obras de Quebradinha, se pasa de una escala grande y lejana, para llegar al detalle extremadamente delicado y minucioso. ¿Cómo ves esta diferencia de escala?
Nenê: Cuando comparamos Quebradinha, como lugar artístico de escultura, y Menino do Drone, que es una investigación sobre fotografía aérea periférica, creo que hay dos interpretaciones diferentes. Quebradinha trae esta lectura íntima y arquitectónica de la técnica, mientras que en una foto aérea ves la favela como un todo y, a veces, ni siquiera distingues mucho. Sin embargo, cuando ves la foto aérea, tienes una visión muy amplia de lo que es la favela, todo allí es pequeño en tamaño, pero grande en representación. Creo que las dos cosas se complementan, ya que Quebradinha deriva del Drone Boy.
GM: En tus entrevistas te refieres a la obra de Quebradinha como un “registro histórico de los saberes y tecnologías de la periferia y las favelas”, al mismo tiempo que afirmas que tus obras no son reproducciones exactas de lugares existentes, sino un proceso que sale de lo imaginario para el físico. ¿Crees que tus obras resumen de alguna manera la estética de la periferia?
Nenê: ¿En serio? Tengo miedo de decir esto, pero eso es lo que quiero con este trabajo. Con el tiempo, Quebradinha ganó más objetivos y más pasos. Uno de ellos es depositar recuerdos. Quiero, y he podido, guardar recuerdos en estas esculturas. No solo mío, porque el trabajo viene de mí, sino también de otras personas. Por ejemplo, la casa nº2 tiene unas características de la casa de mi madre, donde vivo ahora, aquí en Campo Limpo. En él hago algunas asociaciones como el número de la casa, por ejemplo, que es el mismo que el de mi novia y también el apartamento donde Chaves (protagonista del programa de televisión mexicano, El Chavo del 8, de 1972 y transmitido en Brasil desde 1984 hasta el canal abierto SBT) vivió. A partir de la casa nº 3 la cosa se puso más seria. Allí deposité muchos recuerdos estratégicos de la época de Alagoas. Tenía un objetivo muy específico para mantener los recuerdos que tenía de ese lugar.
Después de vivir un tiempo en SP y con la ruptura cultural, me di cuenta, con la ayuda de la terapia, que estaba olvidando muchas cosas de esa época. Entendí que esto era malo para mí y decidí usar varios elementos que recordaba en las esculturas, ya que no tenemos un álbum de fotos en casa que muestre estos lugares. Fue en ese momento que me di cuenta de que este trabajo es sobre la memoria. Quebradinha lleva estos afectos que son míos, pero también de los demás. Esta casa número 9 lleva elementos que hacen referencia a mi abuelo materno, a quien yo estaba muy apegado y que tuvo una historia de vida muy interesante allá en Alagoas. Él nunca hizo bocadillos, pero era cocinero, así que quería hacer una pequeña casa de bocadillos, que es algo muy local y cultural.
Estoy tratando de equilibrar los recuerdos con las costumbres, para que al mismo tiempo lleve mis recuerdos y mis elementos y ellos también se comuniquen con personas de todo Brasil y del exterior.
Recientemente, el proyecto ha tenido mucha repercusión en Latinoamérica e India. No hay nada ahí que no signifique algo. Todo está pensado al milímetro, por eso me demoro tanto en hacerlo. Dicen cuando están listos. El más largo tomó un año.
GM: Tu trabajo con Quebradinha ha tenido éxito mediático y se ha expandido, ocupando espacios históricamente dedicados a expresiones artísticas hegemónicas. ¿Crees que esto ayuda a la gente a entender mejor la periferia? ¿Y es posible desviarse de la romantización de temas periféricos dentro de estos espacios?
Nenê: Son dos puntos muy fuertes, pero se complementan. Las casas ayudan a interpretar la periferia de una manera más ligera, sin embargo, hay ciertas cuestiones relacionadas con la quebrada que Quebradinha no retrata. Creo que la gente del barrio también merece romanticismo. Termina dejando a la luz situaciones que son necesarias. Me considero una persona romántica cuando pienso en el barrio. Por ejemplo, una decisión mía cuando comencé con las casas es que ninguna casa tendría una marca de bala o una mancha de sangre.
Esto, en cierta lectura, es más bien una romantización de lo roto. No mostrar esta violencia política, física, moral. En las casas no se estampa este tipo de violencia, sino otras.
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Esto deja de ser romanticismo cuando empezamos a hablar de temas que a veces no se exponen cuando hablamos de violencia física. Creo que no tener marcas de violencia física ayuda a aceptar a las personas, en el sentido de la poesía y el cariño. Esto lo aprendí de unos amigos que son un referente para mí, Di Campana Foto Coletivo, y una de sus premisas es que no fotografían accidentes, ni balazos, ni sangre. Esto no quiere decir que no fotografíen violencia, deshonra y faltas. Quebradinha también muestra estas violencias.
GM: La casa no tiene yeso, por ejemplo, ¿a eso te refieres?
Nenê: Sí, exactamente. Otro ejemplo es su tamaño. En proporción son muy pequeños. La mayoría de ellos tendrían de 2 a 3 metros de ancho y profundidad. Hay muchas casas de este tamaño en el barranco. ¿Quién puede vivir en él? Es una gran violencia vivir en un cubículo. La casa nº 8, por ejemplo, es una pequeña choza de madera que no tiene baño ni nada que muestre agua corriente, ningún tipo de saneamiento.
GM: ¿Cómo puede tu trabajo con las esculturas reflejarse en mejoras a escala real para la ciudad?
Nenê: Buena parte de las posibles mejoras en la ciudad está en manos de personas que no necesitan mejoras. Quebradinha, que es una forma de leer la ciudad, puede contribuir si las personas que tienen poder de decisión tienen sensibilidad y voluntad política, a partir de lo que ven en Quebradinha, para utilizar este trabajo y pensar en mejoras. Oh sí, veo que Quebradinha está contribuyendo, pero eso no es mi responsabilidad. Si ella contribuye a esto, lo celebraré. Cuando te destacas en las redes sociales, revientas algunas burbujas, ¿no? Últimamente me están llegando comentarios de gente que es del barrio pero que tiene una conciencia diferente a la mía diciendo "mano, que feo". Sigo pensando en lo mucho que me dedico y la persona dice que es feo. Pero entiendo a la persona, está hablando de la situación, es una situación degradante. ¿Son las esculturas lindas, afectivas, románticas, poéticas? Sí. Pero es degradante.
La gente dice que el barranco es hermoso, rico, tiene vida, exporta talentos, etc., pero vivimos en casa sin yeso. Y no por gusto o elección, sino porque históricamente el material es hueso.
GM: ¿Cuáles son los planes a futuro de este proyecto? ¿Qué desarrollos prevés para Quebradinha en los próximos años?
Nenê: Quiero estar en el Louvre, en el MASP. Quiero cada vez más pisar estos lugares que nunca nos dejan, o cuando nos ubican es de manera folclórica. Yo no soy del folclore de nadie y la favela tampoco. Y tengo un mensaje: tenemos audiencia, tenemos números, gastamos y consumimos. Parafraseando a Lázaro Ramos, “Hacen mal en no considerarnos. Porque nosotros somos el mercado de consumo”. Como el mercado es lo que convence, nosotros somos el mercado, y los más grandes. Es importante recordar que cuando vamos a estos espacios, los vestimos, ¿no? Por toda la historia. La exhibición de Carolina fue hecha por personas que querían hacerla de una manera muy amable y verdadera. Realmente aprecio la oportunidad. Yo sí quiero estar en el MASP, en la Bienal, en el Louvre, pero con ellos sabiendo que tengo mucho que recibir también.
.jpg?1645560946 "Quebradinha y la representación instintiva de la periferia: entrevista con Marcelino Melo")
